Vaticano

Ciudad del Vaticano

Estado de la Ciudad del Vaticano, Santa Sede, el estado soberano más pequeño y menos poblado del mundo, la meca de los cristianos, la morada del Papa, la tasa de natalidad más baja del mundo, un país que estadísticamente tiene dos Papas por cada km².
Como veis sus récords no terminan, por ejemplo, sólo la Basílica ocupa el 7% del territorio y la Plaza de San Pedro el 20%, lo que le hacen el estado más urbanizado del mundo.

También hay algunas curiosidades dignas de mención:

-Se independizó en 1929 como una monarquía electiva y absoluta en el que el Jefe de Estado es Benedicto XVI.

-Tienen selección de fútbol de Vaticano, pero se tienen que ir a jugar fuera porque no hay campo de fútbol. Sólo ha jugado dos partidos contra selecciones internacionales, ambos con empate a cero. El primero fue contra San Marino en 1994 (una amiga me dijo que este equipo está compuesto por carniceros). El segundo fue contra Mónaco, el 22 de noviembre de 2002 en Italia.
En 2007, Sacerdotes y Seminaristas de la ciudad del Vaticano y Roma disputaron la primera «Copa Clerical«.

-El Vaticano se convierte en el primer Estado que compensará el 100% sus emisiones de CO2, mediante la plantación de un bosque y la instalación de paneles solares que den energía y calefacción.

-El idioma oficial es el latín (voy saludando diciendo “ave”)

 

ciudad de vaticano

guardia vaticano

-La Ciudad del Vaticano emite sus propios sellos y monedas (en euros), tiene un periódico (L’Osservatore Romano), una emisora (Radio Vaticano) y una televisión (Centro Televisivo Vaticano), además de su propio canal en Youtube. http://www.youtube.com/vaticanes.

Llegamos por la mañana en metro (Parada Ottaviano) y tras recorrer una calle amurallada y repleta de turistas, entramos en la Ciudad del Vaticano. Las gigantescas columnas de la entrada son un aviso de que lo que vas a encontrar va a ser descomunal. Una plaza en forma de elipse, rodeada de 248 columnas de 16 metros de altura, en donde posan esculturas de santos (y palomas). Además, en el centro de la plaza hay un obelisco que fue traído por Calígula desde Egipto.

Nos ponemos en una fila de personas para entrar en la Basílica de san Pedro. Al principio nos asustamos por su longitud, pero era tan larga como rápida y no llegamos a estar cinco minutos esperando.

Su interior está suntuosamente decorado y coronado por la enorme cúpula de Miguel Ángel. Con una longitud de 219 metros, contiene 11 capillas y 45 altares, además de valiosísimas obras de arte como la Piedad de Miguel Ángel.

Mientras miraba el altar papal (sólo el papa puede utilizarlo) y me deslumbraba con tantos oros, un señor que pasaba por detrás nuestro susurró “Emooooushion”. Aunque me reí, deseé ser creyente por unos minutos y saber qué se siente al visitar este centro de la fe cristina. Creo que podrían ocurrir dos cosas: que me emocione como el señor mencionado o que le coja un repentino asco a la Iglesia. Tampoco digo que se deban deshacer de la riqueza de sus museos; me siento un poco confundida.

De aquí a los museos del Vaticano (12€). Nosotras pagamos 8€ por ser estudiantes. Bueno yo ya no lo soy pero aunque te pidan el carnet de estudiantes, también cuela el Carnet Joven , el del club Megatrix o el de la biblioteca de tu pueblo. También hay descuentos para grupos.
Voy a intentar ser breve para no aburrir a las ovejas.

Este complejo de museos eran unos palacios construidos para papas renacentistas y datan del siglo XVI. Aquí podemos encontrar una enorme piña que no sé qué pinta ahí, la sala de bustos –que muestra retratos de emperadores y otros romanos célebres-, la sala de animales, otra de arte egipcio, esculturas como el Laooconte, tapices, cuadros (incluso de arte moderno), las estancias de Rafael, una interesante galería de mapas antiguos que nos cuenta la historia y cartografía del siglo XVI; y la Capilla Sixtina. Debe el nombre a su fundador el papa Sixto IV, sus paredes fueron cubiertas por los mejores artistas de los siglos XV y XVI como Miguel Ángel, Perugino y Botticelli y su decoración culminó con el gran fresco del altar El Juicio Final de Miguel Ángel.

En la Capilla Sixtina, aunque abarrotada de gente, merece la pena contemplar sus detalles como la Creación de Adán o El Pecado Original.

Dos días después de nuestra visita, volvimos brevemente al Vaticano, porque los domingos el papa sale a la ventana para dar su bendición.
Es decepcionante lo lejos que se le ve, aunque se le escucha bien. Como hay pantallas enormes en la plaza, pensaba que era para ampliarlo pero no es así; quizá lo utilicen sólo en ocasiones especiales y no un domingo cualquiera. Como sólo se divisa un puntito lejano, no me extrañaría que estuviera en chándal. No sé qué decía pero de ven en cuando, sectores concretos de la plaza gritaban. Supongo que estaría saludando a diferentes colectivos.
Dos días después estaría Benedicto XVI promulgando en Camerún lindezas como que el preservativo favorece la proliferación del VIH. En fin…
Aquí un chorrovídeo mareante que hice.

Para culminar, me llevé dos souvenires del Vaticano: un boli con el papa que se desliza al inclinarlo (a petición de un amigo) y un calendario de curas guapos que pondré junto al de bomberos de Zaragoza.

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