Barichara, «el pueblo más lindo de Colombia»

Escrito por Inés
9 de abril de 2012 6 comentarios

 Una excursión desde San Gil después de haber hecho rafting o quedarse unos días tranquilamente a descansar en Barichara; cualquiera de los dos planes es perfecto y eso ya lo sabían desde el principio puesto que Barichara significa «Lugar para el descanso» en dialecto indígena Guane . En este pueblo es posible viajar en el tiempo a la época colonial, cuando sus hábiles artesanos construyeron los edificios piedra por piedra. El pueblo fue declarado Monumento Nacional por el buen estado de conservación del trazado urbano original andaluz que data de la conquista española. Con razón, Barichara es considerado “el pueblo más lindo de Colombia”.

Una de las primeras cosas que notas al llegar a Barichara es el ritmo lento de la vida. Los residentes pasean por el pueblo saludando a todo aquel que encuentran a su paso. Nadie tiene prisa por estas calles empinadas y empedradas con casitas blancas de coloridas puertas y ventanas. Es posible caminar por las calles durante horas, admirando la belleza de la ciudad y las vistas a las montañas, sobre todo desde el impresionante mirador hacia el valle del río Suárez. Durante el día, el cielo es un azul claro;  pero al ocaso se pone rojo, naranja y rosa, y puede admirarse tomando una helada “Club Colombia” al calor de la tarde.

Cerca del mirador visitamos la bonita iglesia de Santa Bárbara, construida de piedra amarilla de las canteras locales. El trabajo comienza con la extracción de piedras que serán trabajadas después por los artesanos y tallistas. Esto se puede ver en las casas de sus habitantes, las calles e incluso en el cementerio, así como en las artesanías que venden como lámparas y esculturas y, cómo no, en el Parque de las esculturas dedicado a la principal forma de arte Barichara. Cuenta con 27 estatuas talladas por artistas de 11 países. Algunos se inspiraron en la mitología americana europea o indígena, y otros simplemente son abstractos.

Por la noche, se puede ir a la Plaza de Armas, en donde se encuentra la Iglesia de la Inmaculada Concepción, probar el plato típico, “las hormigas culonas”, y presenciar los fuegos artificiales. La cacofonía de las alarmas de los coches provocadas por el ruido de los fuegos artificiales, junto con el volumen de los mismos fuegos artificiales, interrumpen totalmente la tranquilidad del parque. Y este es probablemente, el único momento en el que Barichara te recuerda en qué época estás realmente.