BAKHCHISARAY, Ucrania
Esta es una historia de cómo la combinación entre unos malentendidos lingüísticos y la maldad de una persona, hizo que apareciéramos abandonados en medio de la planicie ucraniana.
Pero eso es adelantarse a los acontecimientos; comenzaré por el principio.
Una excursión típica de los viajeros que se dejan caer en Sebastopol es el pueblo tártaro Bakhchisaray, a una hora en tren o en bus (0,50€).
Bakhchisaray significa “Palacio con jardines”. En 1532 se convirtió en la capital del kanato de Crimea y el centro de la vida política y cultural del pueblo tártaro de Crimea hasta la deportación de 1944.
El 90% de los tártaros de Crimea vivía en Uzbekistán hasta 1989. Hoy en día, unos 250.000 tártaros de Crimea viven en Crimea, unos 24.000 en Rumanía y otros 3.000 en Bulgaria.
–Hansaray o Palacio del Khan (1,5€): El Palacio Bakhchisaray es el principal monumento histórico de la época del kanato de Crimea, la única muestra que queda de la arquitectura palaciega tártara de Crimea. He leído que el Palacio del Khan es uno de los tres palacios musulmanes que se encuentran en Europa, siendo los otros el palacio de Topkapi en Estambul y la Alhambra en España. ¿Y el palacio de la Aljafería qué es?
En estos momentos está en proceso de incluirse en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
– Monasterio de Uspensky (bus de línea hasta la última parada, 0,20€). Esta pequeña y bonita iglesia fue probablemente construida por monjes bizantinos en los siglos VIII y IX. Celdas encaladas para los monjes, una fuente de la curación, y mosaicos de azulejos se incrustan dentro de la roca. Da un poco de agobio, sobre todo si te fijas en lo finas que son las columnas.
Cómo no, los soviéticos cerraron el lugar, pero ha vuelto a estar operativo desde 1993.
No permiten sacar fotos, así que estas las he robado; y la última, la del rostro en la piedra, me la hicieron borrar (no pensaron que a lo mejor había tirado dos fotos). Debería haber una opción en la cámara para guardar una foto mientras se lee “Delete” para que se piensen que estás borrando.
Aunque en este caso, un señor que pasaba por ahí le confirmó al guardia que “Delete” significaba “borrar” ante la mirada desconfiada que me estaba propinando -y con razón-.
-Seguimos caminando aproximadamente un kilómetro y medio por un camino lleno de tenderetes de souvenires y llegamos a las cuevas Chufut–Kale que se encuentran sobre un desnivel de 200 metros de altura. Esta fortaleza fue establecida alrededor de los siglos VI y VII como baluarte bizantino.
Es curioso explorar las cuevas que se comunican también de arriba abajo por medio de agujeros en el suelo.
Caminando durante unos minutos por un sendero que hay detrás de las cuevas, llegamos a un acantilado que me dio bastante vértigo y… ¡Cuidado, hace mucho viento!
Podéis verlo en 360º.
Breve inciso: “mientras escribo, veo que Jarris, mi compañero de viaje está conectado al chat de Facebook. Le pregunto qué puedo contar sobre Bakhchisaray en el blog.
Además de lo ya relatado, menciona algo que le llamó profundamente la atención: un pelirrojo en bici. No porque fuera en bici, sino porque no habíamos visto ningún pelirrojo durante quince días entre la homogénea gama de cabellos ucranianos.
Chorradas aparte, me dice que fue casi más importante el viaje que la estancia, pues la vuelta fue toda una odisea, un descubrimiento de nuevas rutas. Allá voy.
Después de coger un minibús a la estación de tren de Backchisaray, le preguntamos a la taquillera por el tren a Sebastopol. Cabe recordar que aquí nadie habla inglés, español o alemán. Hay que conocer el alfabeto cirílico y llevar un bolígrafo a mano, para facilitar la comunicación a modo pictionary (menos mal que los números son iguales a todas partes). Nos señaló hacia fuera y supusimos que nos estaba indicando el único tren que, además, hacía el trayecto Moscú– Sebastopol.
Al principio, la señorona revisora rusa no nos dejaba subir al vagón hasta que alguien le dijo algo en su idioma. De repente su cara de malas pulgas se transformó en una gran sonrisa forzada mientras decía “¡Oh, turistof!” y se frotaba las manos.
Tras veinte minutos de espera, el tren se puso en marcha y fue entonces cuando la revisora se nos presentó con una joven pasajera que hacía la función improvisada de traductora. A través de la moza nos exigió 12 veces el precio real del viaje; la muy z… esperó a que arrancara el tren para atracarnos y así evitar que tengamos la posibilidad de elección. Vale, sí, como os conté al comienzo del post, el ticket costaba 0,50€, así que sólo nos pedía 6€. Pero es que una tiene su dignidad, o al menos paciencia para negociar un precio. Pero la revisora no. Como nos negamos a pagar ese precio –con la intención de que lo rebajara-, nos hizo bajar en la siguiente parada, es decir, en medio de la nada.
Había una especie de miniestación de tren, uno de esos sitios en los que a veces la gente de Ucrania y Moldavia se apea y que parecen no llevar a ninguna parte, pues sólo se ve campo a su alrededor. Había dos chicas a las que les pregunté cuándo iba a venir el siguiente tren, o si había estación de autobuses, pero no entendían ni una palabra ni ningún gesto. Opté por llamar a la manager de mi hostal para contarle mi situación en inglés y que ella le explicara lo que necesitaba en ucraniano a través de mi teléfono. Pero no funcionó. Tan sólo entendí que ya no había más trenes.
Caminamos unos veinte minutos hasta llegar a una carretera en donde paramos como si fuera un taxi al primer bus que pasaba. A la pregunta “¿Sebastopol?” los viajeros nos contestaron “da”. Así que subimos al vehículo.
El bus alcanzó su última parada y pensábamos que se trataba de Sebastopol… pues no.
Una señora hizo gestos para que la siguiéramos y nos metió en un barco que nos llevó a nuestro destino. Lo último que nos esperábamos es que fuéramos a llegar por el mar. Ha sido el viaje en barco más barato de mi vida: 0,25€ .
Contamos la historia en el hostal y los dueños -que estabn preocupados por mi llamada desde el culo del mundo- sacaron chupitos de vodka para todos celebrando que habíamos llegado bien.
Fuimos la comidilla en el hostal pero sólo durante unas horas, ya que un japonés la lió más parda que nosotros. El susodicho se emborrachó y se quedó dormido por las calles de Sebastopol hasta bien entrada la madrugada. Como era de esperar, se despertó sin sus cosas. Por lo visto perdió una cámara de las buenas.
En la habitación dormíamos ocho personas repartidas en cuatro literas. Las tablillas de las camas superiores estaban un poco sueltas. Por eso me desperté hundiéndome a las tres de la madrugada, a punto de caerme encima de Jarris. Pero conseguí salir de la cama a tiempo.
El japonés, en cambio, no tuvo tantos reflejos y se cayó sobre la chica australiana que dormía debajo. Que te caigan hombres del cielo no es tan malo, incluso a muchos les puede gustar. Lo que no le agrada a nadie es que venga acompañado de tablas de madera.
En fin, siempre habrá alguien que nos supere, tanto en lo bueno como en lo malo.; y días como éste no se olvidan nunca.
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Acabo de llegar de un paseo por el mar negro (Turquía, Bulgaria, Rumanía y Ucrania). En el último tramo del viaje estuvimos en Crimea (Simferopol, Bakhcharay y Yalta). Tu historia me ha hecho recordar una anécdota que nos pasó con un taxi en Simferopol: El taxista que nos llevó a Bakhchisaray nos dejó a 15 km asegurándonos que ese era el centro de la ciudad. El trayecto hasta el Hansaray y el monasterio, lo tuvimos que hacer a pié con un calor de más de 30º. Luego nos alegramos de la experiencia porque el camino, aunque es una subida muy pronunciada, es muy interesante. No me impresionó el Palacio del Khan, nada que ver con el de Topkapi, si acaso los frescos y las vistas. Lo que me impactó fue el monasterio pues estuvimos en una misa escuchando cantar a los popes: un canto letárgico que te envuelve aunque no seas creyente (tu foto me ha alucinado pues es imposible sacar una). Subimos a las cuevas y nos quedamos sentados en el borde del acantilado bebiendo agua de la fuente del monasterio. Gracias porque me has hecho recordar muy buenos momentos. Los ucranianos que nos hemos encontrado en los trayectos son agradables y colaboradores pero los funcionarios de estaciones son muy desagradables en el trato; no hacen el más mínimo esfuerzo por tratar de ayudarte, al contrario, te miran como si fueses de otro planeta. Supongo que es porque no están acostumbrados a tratar con turistas extranjeros.
Como curiosidad histórica, fue en Bakhchisaray donde la Wehmacht alemana emplazó la posición de tiro del cañón «Dora» que se desplazaba sobre vía de ferrocarril. Su calibre era de 800 milímetros y fue la pieza de artillería más grande que se ha construído nunca.
A la salida de la estación de tren de Bakhchisaray , en dirección a Sebastopol, se construyó una doble vía en curva, para permitir el emplazamiento y el apuntado de la pieza.
Cosas curiosas….
Saludos
Manel
GusPlanet: Pues casi casi, porque en todos los días que estuve por Ucrania no me encontré con ningún español y eso que nos movemos muchísimo. Sí que me encontré algún alemán y australiano perdido, pero poca cosa. Crimea recibe mucho turismo, pero casi sólo desde Rusia. ¡Un saludo!
Anonymous: Entonces sabes de lo que hablo 🙂 Pues hubiera estado muy bien encopntrarme contigo: como le he dicho a Gus, no me encontré a ningún compatriota. Enhorabuena por la boda!
Joanna Wall: ¿Por qué tu comentario es igual que el de Gus? Me confunde…
Hola Inés! Vaya imágenes y relato el que nos has ofrecido hoy, me he entragado totalmente ha seguir tus pasos y desventuras, y qué bueno que sigas rescatando la belleza del paisaje y los sitios visitados… estoy seguro que se han sentido como si fueran los ‘primeros occidentales’ en descubrir éstas tierras … y que a vuestra manera lo han sido!Felicitaciones por vuestra alma viajera y a seguir compartiendo tanta riqueza!
hola me llamo sergio y yo me case por lo civil en el juzgado de bachisaray, mi novia es de crimea, por poco no coincidimos por ahi pues yo estuve en septiembre del 14 al 29, la verdad la tierra es bastante bonita pero entiendo que a veces lo pasaras un poco mal pues estos ucranianos rusos son un poco bestias pardas, te lo dice uno que ha ido 7 veces , muy bonito tu reportaje, e hiciste bien de ir a sebastopol es la mejos ciudad de crimea,ademas lo del barco de sebernaya a sebastopol mola bastante
Hola Inés! Vaya imágenes y relato el que nos has ofrecido hoy, me he entragado totalmente ha seguir tus pasos y desventuras, y qué bueno que sigas rescatando la belleza del paisaje y los sitios visitados… estoy seguro que se han sentido como si fueran los 'primeros occidentales' en descubrir éstas tierras … y que a vuestra manera lo han sido!
Felicitaciones por vuestra alma viajera y a seguir compartiendo tanta riqueza!
Paco Sales: no le llamaría coraje a eso… Te avisaré cuando suba la entrada: Odessa!
Antonio Ruiz: Gracias, sí, era un sitio pequeño, bonito y variado.
Hombrerrante: El clima continental bestia de Ucrania. En invierno no hubiera venido, tuve suficiente con Lviv y Kiev. En cambio en Crimea en verano hacía muchísimo calor llegando a ser insoportable también, pero más aguantable que los -20ºC de diciembre…
El alfabeto cirílico se pilla rápido.
Bakhchisaray se parece a Turquía y es verdad, la comida es la misma.
Un saludo!
Cincuentones: Bueno, pero tiene final feliz, ¡menos mal!
Yolanda: de nada, un placer.
Fran: eso es. Ahora me río pero ahí lloré y me acordé de la madre de la gorda del tren: pero estas cosas le dan sal a la vida :p
Bleid: poca gente va a Ucrania y ellos tampoco promocionan su país, pero yo lo recomiendo. Es muy bonito, es exótico y muy barato.
Lo que hoy es un drama mañana es una anecdota, en el momento es horrible que te pasen segun que cosas pero despues con el tiempo forman parte del viaje y las recuerdas con risas
como te he dicho me parece un viaje fantastico y fuera de la mayoria de destinos elegidos asi que podemos decir que eres una privilegiada
besos
Vaya aventura Inés. Ahora se rie uno pero allí seguro que te acordaste de la familia de más de una…..
El viajar por países distinto al nuestro tiene estas cosas.Pero sin estas anécdotas un viaje no sería igual.
Un saludo.
Fran
Me ha parecido un viaje muy interesante. Gracias por pasarte por mi blog.
besos
Un recorrido precioso y una aventura muy emocionante que contar. Eres muy valiente.
Saludos.
Hola otra vez,
estuve en Ucrania, pero no en Crimea. Seguramente no tuve tiempo ni fuerzas para enfrentarme al frío, al alfabeto cirílico y a la simpatía generalizada del mundo eslavo… Otra vez será, espero. Además, desde que estoy en Turquía creo que he asimilado algo del "panturquismo" reinante y los tártaros, ninguneados desde hace siglos por los ucranianos, me caen simpáticos. No solo el idioma es muy parecido, también la comida es casi igual. Saludos, görüşürüz!
Guau! Vaya sitio.
Enhorabuena por el post y las fotos.
Saludos.
Realmente fascinante este viaje amiga mía, yo desde luego no tengo el coraje que tu tienes para emprender estas aventuras, un reportaje precioso, estoy esperando ya para embarcar en tu próxima entrada en el blog, un fuerte abrazo amiga