Frisia, el desconocido norte de Holanda

Escrito por Inés
25 de septiembre de 2014 8 comentarios

Bandera de la región de Frisia, los 7 «pompeblêden» rojos representan nenúfares

Una hora y media de viaje en dirección norte separan la bulliciosa Ámsterdam con la región de Frisia y la ciudad de Groningen, un buen lugar para plantar el campamento base y lanzarse a conocer una zona del mundo que impresiona visualmente a través de molinos, tulipanes, vacas lecheras, canales y terrenos ganados al mar. Sin aglomeraciones turísticas, su omnipresente bandera parece decirnos lo que nos vamos a encontrar: dunas de arena blanca que sobresalen sobre el Mar del Norte y lugareños acogedores con un gran corazón.
Hoy nos trasladamos al desconocido norte de Holanda… antes de que deje de serlo.

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Groningen, bicicletas y estudiantes

Groningen es una animada ciudad de estudiantes en la que sorprende la mezcla de viviendas tradicionales holandesas con la arquitectura moderna más rompedora. Entre la creatividad arquitectónica de Groningen destacan el hospital que recuerda a la forma de una radio antigua, los urinarios públicos del famosos arquitecto holandés Rem Koolhaas y, sobre todo, el Groninger Museum, un moderno edificio obra del italiano Alessandro Mendini. El museo no es sólo una cubierta para el arte, sino más bien una obra de arte en sí mismo situada en el centro de la ciudad, donde los transeúntes pueden disfrutar de todo tipo de obras de artísticas.
Totalmente preparada para ello, se puede recorrer la ciudad cómodamente en bicicleta, comenzando por el centro coronado por la iglesia de San Martín y el ayuntamiento en cuya parte trasera pueden verse marcas de la Segunda Guerra Mundial, hasta su impresionante estación de trenes construida en 1896. Además del barrio Zuiderdiep llena de tiendas vintage y de diseño, la sinagoga, la plaza Vismarkt y su Iglesia Aa-Kerk reconvertida en un espacio que alberga eventos de todo tipo (se ha llegado a hacer hasta una cata de whisky en su interior) o la antigua oficina del oro. Todo rodeado de un ambiente joven, y es que Groningen es la ciudad holandesa con la edad media de población más baja.

Groningen es una animada ciudad de estudiantes

Urinario público del arquitecto Rem Koolhass en Groningen

Canal de Groningen

Frisia, el norte más desconocido y auténtico

Dicen que los habitantes de Frisia se caracterizan por cooperar conjuntamente, por su temperamento fuerte y sus costumbres arraigadas. Mantienen su idioma nativo, el frisón y luchan por su propia identidad, pero sobre todo es un pueblo muy acogedor.
La región de Frisia se encuentra en un 80% de terreno de hierba donde las vacas frisonas pastan ajenas a que buena parte del suelo estaba antiguamente cubierto de agua. En 1850 había unos 2400 molinos en Frisia y ahora quedan solo 124. Las modernas técnicas para impedir que entre el agua en sus tierras han hecho que los molinos quedaran obsoletos pero aún hay algunos que pueden visitarse por dentro, como el De Eendracht en Anjum, que muestra un museo a lo largo de seis plantas con exposiciones fotográficas y herramientas antiguas que se utilizaron en el molino, pero lo cierto es que casi cualquier pueblo frisón tiene su propio molino.

Típico molino holandés

Faro de la isla de Schiermonnikoog

Tulipanes de Dokkum

Isla Schiermonnikoog

Shiermonnikoog es una de las cinco islas del mar de Wadden y su costa forma parte de del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Literalmente significa “La isla de los monjes grises” ya que fueron los monjes cistercienses sus primeros propietarios. Esta isla contiene una de las playas más anchas de Europa y durante tres meses al año, dos tercios de la isla queda inundada. Un espectáculo de dunas blancas, perfectas praderas gracias a sus cortacéspedes naturales –las vacas y las ovejas- y bandadas de aves surcando el cielo. Sólo se puede llegar en ferry y está prohibido llevar tu propio coche. Como transporte público disponen de autobuses eléctricos y la mejor manera de moverse por la isla es en bicicleta.

Ya os hablé en su día sobre la isla de Schiermonnikoog, podéis recordarlo aquí.

Arena blanca hasta el infinito en la isla

Uno de los nidos de gaviota que se encuentran en las praderas de Schiermonnikoog

Ovejas de la isla de Schiermonnikoog

Paseando en carro de caballos por el pueblo de la isla de Schiermonnikoog

Caminar por el mar de Wadden y conocer a sus focas

El Wadlopen es una actividad consistente en caminar sobre el fondo de mar cuando la marea baja lo permite. La reserva natural de Wadden es un terreno fangoso con su propia flora y fauna en la que abundan las aves acuáticas. Además, de esta manera se puede llegar a pie a alguna islas frisias como Ameland, Schiermonnigkoog o Rottumeroog. Desde luego, es una manera muy original y divertida de trasladarse a una isla.
En el mar del Norte, además de multitud de aves viven numerosos mamíferos acuáticos como las focas, pero la población de éstas se ha visto mermada por la pesca y la contaminación. Muchos ejemplares aparecen enfermos en sus costas o con graves heridas producidas por las redes de pesca. Pero gracias al centro de Rehabilitación de focas Lenie ‘t Hart (Pieterburen), estos animales pueden recuperarse en manos de especialistas. El centro está abierto a los turistas que pueden visitar de manera didáctica el proceso de recuperación de estos animales. Se trata de una ONG que trabaja únicamente gracias a las donaciones de particulares y a la recaudación con los tickets de entrada, consiguiendo salvar anualmente a un gran número de ejemplares.

Fango del Mar de Wadden por el que se puede realizar la actividad de Wadlopen

Foca del centro de rehabilitación de Pieterburen

Restaurante Barco Appeltje en la localidad de Pieterburen

Pueblos pintorescos

Otro punto de partida para conocer Frisia, además de la vecina Groningen, es el bonito pueblo de Dokkum que parece reunir en poco espacio y de manera natural todos los tópicos holandeses: multicolores tulipanes, canales, bicicletas, molinos, barcos y viviendas tradicionales con grandes ventanas que parecen invitarte a admirar su decoración interior. El último aspecto típico holandés que nos faltaba por mencionar son los archiconocidos zapatos tradicionales de los países bajos y es que en Frisia existe la posibilidad de visitar la fábrica-museo de zuecos Scherjon, una de las pocas que quedan en Holanda. Además de ver en vivo el proceso de fabricación de estos calzados, el centro contiene un curioso museo de zuecos antiguos tanto de Holanda como del resto del mundo.
Sloten es un pueblo diminuto en el que cada metro cuadrado está lleno de detalles que lo hacen realmente encantador. Por supuesto, no podía faltar en él, sus canales y su molino. Una bonita manera de acceder a Sloten es en barco desde el puerto de Heeg en la localidad de Sneek. Durante el camino pueden verse las viviendas tradicionales holandesas, así como las más modernas: sea como sea todas poseen jardines que terminan en el mar y observando estos hogares uno acaba sintiendo envidia de la forma de vida de los habitantes de la región de Frisia.

Zueco de la fábrica de Scherjon

Canal de Dokkum y sus típicos tulipanes

Localidad de Sloten

Puente de Sneek

Viviendas de la localidad de Dokkum y su único habitante que madruga un domingo

Panorámica de Sloten

chiringuito de playa elegante

Niños de Schiermonnikoog

Parque Natural de la isla de Schiermonnikoog

Escultura de la metamorfosis de una rana en Groningen

Una de las playas más anchas de Europa se encuentra en la isla de Schiermonnikoog

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