Santo Tomé y Príncipe

Santo Tomé y Príncipe V: Ilhéu das Rolas


linea del ecuador en la isla de Rolas

Ilhéu das Rolas o la isla de Rolas es la tercera isla habitada del país además de la de Príncipe y la de Santo Tomé, pero no se suele incluir entre las principales por su diminuto tamaño. Situada en el extremo sur del archipiélago, Ilhéu das Rolas puede jactarse de ser el pedacito de tierra más cercano al centro del mapamundi. Esto se debe a que por la isla pasa la línea imaginaria del Ecuador y muy cerca, aunque ya en el mar, nos encontramos con el meridiano de Greenwich. Pero en este lugar tan estratégico sólo viven 200 personas, de las cuales buena parte trabaja en el único resort situado en la isla; aunque también hay pescadores, un pueblecito muy rústico y barqueros que se desplazan desde Porto Alegre.

 

niños jugando criança

Nuestro viaje comenzó en nuestro campo base, la ciudad de Santo Tomé. Para viajar al “centro del mundo” teníamos que desplazarnos durante dos horas hasta el sur, hasta Porto Alegre, y de ahí tomar un barco durante aproximadamente media hora. Esta vez viajamos KB (el couchsurfer de Singapur que nos alojaba), Paco y Albert de Médicos del Mundo. Cambiamos el transporte público por un 4×4 e hicimos primero una parada en el pueblo en donde vive Bobi cuando se encuentra con una de sus amantes para que se uniera a nuestro viaje, si es que en Santo Tomé y Príncipe no se lleva mucho lo de la monogamia… Bobi es un marinero que vivió mucho en tiempo en Cuba –y se le nota en el acento- que nos llevaría a la isla de Rolas a cambio de pagarle la gasolina sin costes adicionales. De ese modo nos ahorraríamos los 25€ que te cobran normalmente por pasar a la isla de Rolas. Nos recibió con un plato de enormes caracoles de tierra asados y unas cervezas Guinness procedentes de Libreville, la capital de Gabón. 
La siguiente parada fue en Angolares, aquí había quedado con un chico para que me vendiera una cámara de la que únicamente tenía conocimientos sobre el precio (70€) y sobre primitivas cuestiones técnicas: “Pues mira, es una cámara que tiene un trasto que se mueve palante y patrás, las fotos se ven en una pantallita y pertenecía a un francés que me la regaló”. Con eso deduje que era una cámara réflex, que era digital… y que era robada.
 Llegamos una hora más tarde de lo acordado y el chico ya no estaba. Y es que en este país ocurre un fenómeno curioso; los saotomeños son extremadamente tardones pero tampoco les gusta esperar. Las ovejas y las cabras se paseaban por la calzada y nosotros tuvimos que hacer maniobras para sacar el vehículo del barro. 

Ilhéu das Rolas

Al día siguiente me desperté temprano as las siete en Porto Alegre porque quería hacerlo todo: acompañar a los pescadores a por pulpos y patear la isla de Rolas. Las actividades hay que calcularlas con tiempo porque a las seis de la tarde ya es noche cerrada. Pero mis planes se vieron truncados porque no había tenido en cuenta el ritmo leve-leve de la gente a la que teníamos que esperar y no partimos hasta las once y veinte. “Adáptate al ritmo leve-leve, chica, que estás en Sao Tomé”. “Ya, si adaptarse a tocarse las narices no aparenta una gran complicación. Pero si ésta es mi única oportunidad de estar en Santo Tomé y Príncipe y justo hoy es el único día que voy a estar en Rolas –probablemente de toda mi vida-, ¿cómo queréis que de pronto asuma el ritmo leve-leve?”. Como era de esperar, no me dio tiempo ni a pescar ni a ver Rolas por completo.
Tomamos una barca motorizada con Boby y los pescadores y cuál fue la sorpresa que en seguida nos cruzamos con una enorme ballena. Primero la vimos saltando y después solamente se asomaba de vez en cuando. Me llamaron mucho la atención las enormes vértebras que se le marcaban en la curvatura de la espalda. 

barco a la isla de rolas

Lo primero que hicimos al desembarcar en la preciosa playa Pescadores fue buscar el monumento a la línea del Ecuador. Le preguntamos a una señora por su paradero y ésta llamó a los niños de la aldea para que nos guiaran, había que subir una montañita. Por el camino jugamos con los niños que treparon a por cocos, se pusieron flores en la cabeza y nos preguntaban muchas cosas. Una vez ahí no podía creerme dónde estaba, era el lugar en el Ecuador más cercano al meridiano de Greenwich, ¡era el centro (imaginario) del mundo! Pero el lugar estaba muy deteriorado. En el suelo habían representado un mapamundi y una gran grieta separaba Japón a la altura del tsunami. Un poste blanco en su centro indicaba las coordenadas en las que nos encontrábamos y una de las niñas me enseñó que podía abrirlo y llevarme la placa conmemorativa… me pareció mal hacerlo. Seguramente si este sitio se encontrara en Europa estaría lleno de turistas, folletos, tienda de souvenires y hasta cobrarían entrada.

linea del ecuador

isla de rolas

A continuación fuimos a descansar a Praia Café. De la arena surgían rosas de porcelana, la flor más característica de Santo Tomé y Príncipe, junto a ellas, unos frutos que aunque parecían huesos de melocotón, si los habrías te encontrabas con riquísimas almendras. Y cómo no, los omnipresentes cocoteros que bien sirven para matar el hambre que da la playa –creo que no ha habido un solo artículo de Santo Tomé y Príncipe en este blog que no mencione que la comida gratis está por todas partes-. Aquí Boby nos enseñó un truco para ponernos morenas, “Para  que seáis tan negras como yo”. Abrir un coco, mascar su carne, frotar la papilla en la piel, aclararse con el agua del mar y esperar al sol. Funciona. 

praia cafe

Los pescadores salieron de la misma playa con una morena y una ristra de pulpos que fuimos a comer a la casa de una señora que hace las veces de bar de pueblo. Sacaron cervezas, fruto del pan y carambolas y nosotras les dimos cosas muy valiosas que no se pueden comprar por el sur como aceite para cocinar y papel higiénico.

pescar una morena rosa de porcelana

Como quedaba poco tiempo para disfrutar de la luz del sol nos apresuramos a conocer un punto que parecía interesante en nuestro minimalista mapa de la isla, simplemente indicaba una zona como “volcán”. El camino atravesaba una selva exclusivamente a base de cocoteros y aquí no ves el peligro hasta que ves caer un coco a tu lado con todo el ruido que mete y el susto que te llevas. Finalmente y junto a la costa me di cuenta de que había llegado al lugar por que vi cómo salía disparado un pobre cangrejo. Se trataba de un cráter que cada pocos minutos soltaba una fuerte ráfaga de aire caliente mezclado con agua que se filtraba del mar. Aquí nos dedicamos a tirar trocitos de madera, flores y demás objetos para ver cómo de lejos podían llegar… calculamos una distancia de hasta 30 metros.

crater de la isla de rolas

En este breve vídeo de siete segundos podéis ver un momento en el que el geyser escupe y lanza una flor que había colocado anteriormente en su interior.

Antes de irnos de la isla me acerqué al resort para ver si podía gorronear wifi aunque sin éxito (llevaba muchos días sin dar señales de vida) y me encontré a los otros turistas, una pareja de portugueses que veíamos de vez en cuando. Zarpamos de la isla al anochecer cruzándonos en dirección contraria con cientos y cientos de murciélagos que venían a Rolas. ¿Se trataba de una manada porque eran mamíferos o una bandada porque volaban juntos? Sí, esa era la clase de preguntas que nos rondaban mientras volvíamos a la isla de Santo Tomé, estábamos cansados después de haber estado, como digo, en el centro del mapamundi.

niña de la Isla de Rolas ilheu das rolas

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