Me senté en una de las terrazas con vistas a los veleros y otras embarcaciones a tomar un Café Olé con pastas y poco a poco la ciudad fue despertando ante mis ojos. Paseantes, gente tomando los primeros rayos de sol y ciclistas rumbo a sus oficinas. Me fui a estirar las piernas al casco viejo comenzando por el mercado tradicional que montan por la mañana; un buen lugar para comprar comida fresca, sobre todo ostras, el producto estrella de la zona las cuales por cierto se venden a un precio de risa. A este antiguo convento de frailes le llaman el mercado de la concha por los peregrinos que llegaban hasta este lugar.

Las palabras que más se escuchan al entrar en la idílica localidad de Gruyères son: “How nice!”, “Oh, wie schön!”, いいね!, y con menor frecuencia pero mayor capacidad sonora “¡HALAAAA QUÉ BONITOOO!” Y es que este pequeño pueblo medieval se ha vuelto por su belleza –y sus extravagancias- uno de los puntos más turísticos de la zona de Friburgo. Pero no te preocupes, los autobuses llenos de viajeros llegan al mediodía así que si vienes por la mañana, tendrás todo Gruyères para ti solo.

Esta pequeña villa que parece salida de un cuento, rodea un castillo medieval sobre un cerro y tiene tres museos de lo más variopintos; en su castillo del siglo XIII podemos conocer 800 años de arquitectura, cultura e historia; junto a éste aparece el Museo del Tíbet que muestra cientos de objetos de la región de los Himalaya; y cómo no, el Museo H. R. Giger que contiene la fantástica y enfermiza obra de este creador de alienígenas con premio Oscar.

El Social Travel ha demostrado no ser solo una moda pasajera, está revolucionando la forma en que viajamos y experimentamos el mundo. En lugar de alojarse en un hotel, el Social Travel trata de alojarse en casa de otras personas, conocer gente procedente de todo el mundo y experimentar un destino de una forma más auténtica y local. Para explicar el éxito del Social Travel los chicos de Wimdu han creado esta divertida infografía (debajo está la traducción).

Creta: qué ver en una semana con coche de alquiler. Acabo de volver de Creta, una isla de Grecia envuelta en mitos, historia y tradiciones. A pesar de recibir mucho turismo atraído por sus hermosas playas, su interior montañoso ha permanecido inalterado donde la gente se traslada en burro y las aldeas parecen dormidas en el tiempo. Creta es una de las mayores islas del Mediterráneo: con 1.100km de costa y montañas que superan los 3.500m cabe esperar que no es posible conocerla en una semana. Por eso os propongo una ruta que contiene un poco de todo lo imprescindible que ofrece esta variada isla; si se opta por alquilar un coche por Creta podremos visitar en este periodo de tiempo ruinas arqueológicas, playas de agua turquesa, ciudades fortificadas y conocer su naturaleza. Eso sí, hay que adaptarse a la manera de conducir de los cretenses tan pegados a la derecha que pisan el arcén y tener en cuenta que algunas pequeñas localidades sólo se señalizan en el alfabeto griego. Por lo demás, perderte por la isla es un placer y sus amables habitantes harán lo posible por ayudarte cuando preguntes por un lugar.

Doscientas cincuenta mil personas habían trabajado en las condiciones más miserables de esclavitud y hambre. Más de cien mil lo pagaron con la vida. La malaria, el cólera, el beriberi, la nula alimentación, las torturas, las lluvias sin fin y las condiciones de la selva eran el pan nuestro de cada día. Esta es la historia de un proyecto infame, el ferrocarril de la muerte, convertida en leyenda por una película: El puente sobre el río Kwai.

Ya podéis leer aquí mi resumen del viaje a Creta en el blog “Vamonos Volando” de Easyjet.
Los de Easyjet me han dejado participar en una sección del blog de la aerolínea bautizada como Blogvoyage!

¿Por qué un país que es esencialmente un desierto importa arena? ¿Por qué esa desproporción entre hombres y mujeres? ¿Qué hay bajo el Rub-Al-Jali? ¿Es verdad que en Dubai están el 25% de las grúas del mundo? ¿Por qué el Burj Dubai pasó a llamarse el Burj Khalifa? ¿Vivió un ciudadano Indio seis meses en una grúa? … Algunas respuestas y datos «frikis» sobre los Emiratos Árabes.

Qué ver en Kiev, Ucrania. He visitado dos veces Ucrania, o más bien he conocido las dos Ucranias. La del frío polar de -20ºC en invierno; y la de temperaturas mayores que 30ºC en verano y ambas ocasiones quedé maravillada con Kiev una ciudad que me fascina por su ambiente desenfadado, su majestuosa arquitectura de cúpulas doradas y el exotismo de un lugar con un potencial turístico aún sin explotar –la mayoría de los carteles siguen escrito únicamente en cirílico-. Aunque seguramente la Eurocopa 2012 haya cambiado el panorama –como ocurrió con la edición de Eurovisión 2005-, Kiev sigue siendo una de las capitales de Europa menos visitadas y en mi opinión, una de las más variadas, bonitas e interesantes para tener una experiencia viajera fuera del circuito habitual. En ambas visitas a la ciudad, me pareció que sus lugareños no se daban cuenta de esto que os acabo de contar, como la niña bonita que no sabe que lo es porque nadie se lo ha dicho. Y es que la pregunta “¿Por qué has venido hasta Ucrania si tu país es mucho más bonito?” me fue formulada con cierta frecuencia durante mis viajes a esta república ex soviética.
Si estáis pensando en viajar a Kiev, os propongo una serie de lugares que ver en esta ciudad.

La semana pasada estuve por vez primera en Suiza, concretamente en el cantón de Friburgo con la primera parada en el Lago Negro (Schwarzsee).

¿Quién podría imaginar estar bañándose en un lugar donde hace siglos también se bañaban los romanos?

Yo desde luego no lo hubiese imaginado jamás, y he tenido el gran privilegio de poder disfrutar de las Termas de Alange y de su Balneario, reconocido y apreciado desde tiempos remotos por las propiedades curativas de las aguas del manantial que lo abastece.