9 cosas que no sé hacer
Al amigo JR Álvaro González del gran blog Viajes, Rock y Fotos se le ha ocurrido hacer una cadena que saca nuestras vergüenzas a los bloggers por si pensabais que éramos superhéroes (¿verdad que todos lo pensabais?, jaja). De esta manera JR ha publicado las nueve cosas que no sabe hacer y ha nominado a tres personas para que hagan lo mismo y a su vez una de ellas, Cristina, me ha nominado a mí. Al principio iba a contestarle que la principal cosa que no sé haces es realizar una lista con las 9 cosas que no sé hacer, pero finalmente me decidí a no ser la aguafiestas que rompa esta cadena.
Me ha costado escoger sólo nueve aspectos que no domino porque soy una persona que básicamente no sabe hacer nada: me he decantado por la cotidianeidad, aquellas cosas que me doy cuenta más a menudo que no sé hacer pero ni de lejos, y puede que no mejore jamás. Y lo acepto oye, que la vida es demasiado corta para aprender ciertas cosas para las que somos absolutamente negados.
1. PLEGAR MAPAS
Cuando llego a una ciudad y cojo un mapa o bien en la estación o bien en la Oficina de Turismo deseo que no se trate de un formato sábana porque eso no hay quién lo pliegue en condiciones. Hay pliegues que sólo funcionan en una dirección y te los tienes que aprender y que, vaya, algunos somos unos impacientes patosos para estas cosas. Y es que además el tamaño de los mapas oficiales no tiene nada que ver con el del lugar, he visto auténticos desplegables de pueblos de 1000 habitantes y hojas A4 de ciudades hechas y derechas.
Que digo yo que deberían inventar los mapas que se hacen bola y ya está.
Por cierto, dicen que hay dos tipos de personas en el mundo, los que pliegan el papel higiénico antes de utilizarlo y los que hacen una bola… ya sé que no tiene nada que ver con el tema del que hablamos. Otra cosa que no hacer es seguir un hilo de pensamientos sin desviarme a otro.
2. HABLAR EN PÚBLICO
Subo a un escenario, espero entre palpitaciones a que me pasen el micrófono, no he hecho un Power Point porque mi pulso me impediría encender el ordenador siquiera, comienzo a hablar, tartamudeo, me late el corazón a toda prisa, me pongo roja, me pongo más roja, finalmente estallo en mil pedazos manchando los trajes de los presentes con su consiguiente enfado pero así ya nadie se acuerda de mi deplorable discurso.
Más o menos suele ser así.
3. CONDUCIR
Sin visión espacial que me permita interpretar el retrovisor ni dinero para el carnet de conducir, ésta es una asignatura pendiente cuya solución va para largo. Pero tiene sus ventajas, siempre soy la que se libra de conducir y ¡a la rica siesta!
4. HACER RESTAS CON LLEVADA DE MEMORIA
Soy de las que hacen las conversiones con las monedas de los países que visito muy groso modo. También desconecto mentalmente cuando en Saber y Ganar pasan a la prueba esa que no sé cómo se llama (porque desconecto y no me entero ni del nombre) en la que los cerebritos de los concursantes sacan humo haciendo hasta raíces cuadradas de memoria.
Lo triste es que esta faceta se me daba muy bien hasta que comenzamos a llevar todos una calculadora en el bolsillo.
5. MANTENER UN PESO ESTABLE
Basta revisar las fotos en este blog para ver que a veces estoy gorda, otras flaca y otras, gordiflaca (cuando se está delgado pero por alguna razón se mantiene la “carapán” o la barriguilla).
Total, que en mi armario parece que hay mucha ropa pero lo cierto es que hay prendas de tallas diferentes.
6. DORMIR SENTADA
No saber dormir sentada me resulta un fastidio porque no viajo precisamente en primera clase con sus asientos reclinables. He pasado vuelos de 12 horas o largos viajes en bus sin pegar ojo. Sólo necesito la horizontalidad y entonces sí que no tengo problema, me he llegado a dormir en el suelo de autobuses polvorientos sólo porque estaba tumbada.
7. PRONUNCIAR CIERTAS PALABRAS CON FLUIDEZ
Hay palabras que tengo que pronunciar mentalmente antes de verbalizarlas porque a la primera nunca me salen bien: solidaridad, vicisitud, idiosincrasia y cotidianeidad, ésta última la he escrito en el primer párrafo para ir practicando.
8. ENFUNDAR UNA COLCHA
¿Cuál es la tarea del hogar que menos te gusta hacer? La gente suele contestar que planchar, limpiar la nevera por dentro o cosas más costosas y monótonas. Yo temo el momento en el que tengo que volver a poner la funda a la colcha. He llegado a quedarme dentro, con eso lo digo todo.
9. JUGAR A DEPORTES DE RAQUETA
Ping-pong, pádel o sobre todo, tenis. Cualquiera que me ve jugando piensa que o tengo graves problemas de psicomotricidad o mi raqueta tiene un agujero por el que se cuelan las pelotas. El caso es que no doy una, y si consigo que por fin la bola roce mi raqueta, la mando de vacaciones a Pastriz. Ya ni lo intento.
Bonus: BAILAR
Oh, Dios mío, por qué no me diste ni un miligramo de este don…
Hola, qué bella expresión de tus temores más profundos, es el primer paso para vencerlos! y para ayudarte, te diré que en Borja, hacen vinos con tape a rosca! 😉
Eres una máquina ! Un abrazo y sigue adelante!!!
Es verdad! Los he visto alguna vez 🙂
Ahora toca bailar, conducir, dormir sentada…
Solo nueve cosas que no saber hacer, pues entonces no lo llevas tan mal si solo son nueve cosas que no sabes hacer. Yo tengo un problema de orientación, yo si se doblar un mapa, pero lo que no se es orientarme con el.
Bueno, lo de interpretar correctamente los mapas es otra historia… A mí también me cuesta mucho pero voy mejorando, pero a menudo acabo preguntando a alguien. Algunos somos unos negados 😛
Es una de esas tardes que navegas buscando algo en particular pero no sabes qué y a la vez, sí lo sabes. De la palabra «blog» di con un ranking, luego un sitio de blogs sobre viajes, entre ellos Travel Inspirers, al azar en dos segundos click en tu nombre, mmmm «nueve cosas que no se hacer»… ah! en otros lares también existe alguien que no todo lo sabe?!… pero seguro será no hablar fluido Chino Mandarín, ni la pesca submarina a pulmón o apnea cosas por el estilo! entonces comencé a leer… Hablar en público, conducir, mantener un peso estable, tenis etc. pero si ésta soy yo dije! y me reí tanto!! que sentí la obligación de contarte que acá, desde una cálida tarde en el jardín de una casa en Santiago de Chile retumbó mi risa. Sonrisa grande para ti y ahora leeré sobre tus viajes que sin duda tendrán anécdotas entretenidas. Claudia (Aromanaranja)
Éste es el comentario más bonito que he recibido en el blog desde hace tiempo. Resulta mágico saber que una persona a miles de kilómetros en su verano austral se siente identificada conmigo. Muchas gracias por leerme 😉
jjajaja, lo de los mapas es total, no hay nadie que sepa plegarlos igual que estaban, y lo de volver a meter cualquier aparato en una caja con todos sus cartones, corchos y demás. Yo confieso que no sé montar en bici (uuups)
Eso se soluciona fácil. Súbete a la bici, es el mejor medio de transporte 🙂
🙂 Lo del mapa es lo peor!!! Para mi solo hay algo peor: abrir una lata con el abrelata jaja… tampoco conduzco (la siestas que nos hemos pegado eh jaja)
Un abrazo!!
Y abrir una botella de vino, qué? Botellas de vino con abrefácil ya!
Cuando el otro día me preguntaste por esto, ya te dije que estaba out, pero llevo varios días leyendo estos post y me estoy partiendo de risa…
Con mi poco sentido del ridículo yo las acabo contando en mis post, así que son públicas y conocidas.
Besos wapa
Hola Inés qué impresión, casi me estabas leyendo la mente!!!!
yo agregaría: acatar rápido el tire y empuje de las puertas; abrir los frascos de mermelada; doblar la parte de abajo de las sábanas -esa que tiene elástico en las cuatro puntas.
Saludos =)
Lo de las puertas es un clásico, ocurre cuando más gente te mira. Y lo de la sabana bajera, ¡eso no se puede doblar con dos manos!
Se me olvidaba, tampoco sé meter un prendrive a la primera. A veces a la tercera lo que demuestra que estos objetos tienen una cuarta dimensión… digo yo…
Yo tampoco sé plegar el prospecto de los medicamentos, por más que lo intento hacer igual me es imposible. Al final lo pliego como puedo y lo meto a presión, pero me tengo que pelear con la caja para cerrarla.
Los prospectos son como los mapas con la dificultad añadida de que tienen que encajar en el hueco que no ocupa el medicamento dentro de una caja. Arrgh!!
Al 4.- Se llama «La calculadora humana» …… y lo sabes
…… y es un muy buen ejercicio para la mente. Y sólo son sumas y restas.
Deja, que soy de letras…
Te recuerdo que hiciste el bachiller de Ciencias.
Cierto, cierto. Asignatura de Mecánica incluida.
La número uno tiene fácil solución 🙂
Hala, ¡está todo inventado!