Santo Tomé y Príncipe

Santo Tomé y Príncipe III: rumbo al Sur, playas y deforestación

Ganesh en Cao Grande

En una de esas fiestas en las que se reúnen los expatriados de la isla me comentaron que en el sur de Santo Tomé y Príncipe estaba viviendo un español que no salió en “Españoles por el Mundo”. No sé si fue decisión del programa o si alguien con poder en el país africano pensó que dañaba la imagen exterior (la segund aopción es más probable) pero el hecho de que no contaran con él no fue algo casual. Sea como sea nosotras teníamos pensado viajar al sur y de pronto se nos ocurrió visitar a este personaje, ¿por qué no?
Lo que no sabíamos es que P. nos mostraría aquello que no debíamos ver, la deforestación de Santo Tomé y Príncipe para la producción de aceite de Palma.

escultura africana

Parada técnica en algún lugar entre São Tomé y Porto Alegre

Tomamos un minibús amarillo (60 000 dobras o 2,40€) en la plaza central de Santo Tomé que sorprendentemente salió puntual. Estaba lleno de gente, que a su vez portaban grandes equipajes y es que si se viaja a esta zona más vale llevar aquello que vayas a necesitar, a excepción de alimentos básicos que sí pueden encontrarse en el sur. Ni siquiera venden papel higiénico.

Llegamos a la pequeña localidad de Porto Alegre y tomé un café con plátanos en “Recepción”, una caseta en la entrada del pueblo en la que se reserva alojamiento en playa Yalé, el único establecimiento para turistas de la zona. Si bien me habían avisado de que el romanticismo de dormir en casetas de una playa de postal se podía ver truncado por la visión de ratas XL.
Y entonces preguntamos a los niños que jugaban por la calle si sabían dónde vivía P. Ante la mirada extraña volvimos a preguntar pero esta vez refiriéndonos a él como “el branco”. ¡Ah sí, vive ahí!

Casa de Porto Alegre

Aparecimos en una destartalada casa de la época colonial que nadie había mantenido –el interior de la vivienda no daba tanto miedo–. P., muy sorprendido por nuestra inesperada visita nos invitó a tomar vino de palma y a dormir sobre una cómoda cama hinchable con mosquitera, un lujo que disponer de él o no,  determina si vas a dormir mal o si vas a descansar como un tronco. Nos contó que vino con la idea de hacer negocios al país tropical y acabó arruinado. Ahora vivía un euro al día pero tampoco pasaba hambre. Los pescados frescos acompañados del fruto del pan de cualquier árbol alrededor salían muy baratos. Un fruto muy práctico por cierto: si lo fríes sabe a patata frita, si lo asas sabe a pan; y es tan grande que cada fruto pesa varios kilos. Resultaba bastante surrealista la situación.

Fruto pan

Fruto del pan frito, ¡sabe a patatas fritas!

Al atardecer paseamos por el pueblo de Porto Alegre en algo parecido a un viaje a la Edad Media. Cerdos, pollos y cabras se paseaban y no sabía realmente si pertenecían a alguien. Seguramente no, igual que las frutas de los árboles o los pescados del mar; resultaba lógico que sus habitantes sin apenas dinero estuvieran tan bien alimentados.
Me acordé de aquellas veces que vi en Madrid a gente hurgando en el cubo de basura en busca de algo que comer. Aquí esto no ocurre, la naturaleza te provee de lo necesario… o será que ya no distingo el Primer del Tercer mundo.

Chicas de Porto Alegre

Chicas de Porto Alegre en el bar de Ñiana

Cuando vino la noche, todos los habitantes de Porto Alegre se reunieron junto a un generador a ver una película. Posteriormente todos pasaron a echarse unos bailes hasta las diez de la noche, hora en la que se cortaba la luz. En el pueblo sólo había electricidad de seis a diez de la noche, por lo que no se conservaba comida en neveras sino que al principio de la jornada se pescaba o cazaba (sobre todo lo primero) lo que se iba a comer durante el día.

Africanos viendo una película

Vecinos de Porto Alegre viendo una película en la calle

bailando

Nada le impide bailar a este hombre

El alma de la fiesta era un hombre con problemas en las piernas que bailaba con sus muletas. Hice un vídeo de la situación, aunque es muy breve y se ve mal, os podéis hacer una idea:

Comenzamos el día siguiente en la playa Yalé, un lugar al que suelen ir las tortugas a desovar. Si bien por el camino mi cámara se estropeó y a día de hoy sigue sin funcionar. Me deprimí al pensar lo que me había costado el aparatito y que ya al sexto del viaje tenía que dejar de utilizarlo. A partir de ahí, sólo hice fotos con el móvil de 5 Mpx. (Bendito Instagram…)

Playa Piscina

Playa Piscina, sur de Santo Tomé y Príncipe

Una vez en Playa Piscina decidí no amargarme por algo así, las vistas eran demasiado bonitas para ello. La erosión en las rocas había formado una especie de piscinas naturales en las que sentarse a charlar –aunque de vez en cuando notabas “un beso” de algún pececillo-. Hicimos una carrera de cangrejos ermitaños y cuando me entró hambre me abrí un coco, algo que ya se había convertido en costumbre cuando íbamos a alguna playa. Pero como no fue suficiente, volvimos a matar el gusanillo a Porto Alegre al pequeño bar de Ñiana. Aquel día tocaba pulpo. ¿Os había contado que en Santo Tomé y Príncipe se le llama “matabicho” al desayuno? No lo habíamos matado porque ya lo estaba: por la carretera nos encontramos a la temida «cobra preta» (cobra negra).

cangrejo ermitaño

cobra preta

P. decidió que teníamos que ver algo terrible que estaba ocurriendo en la isla de Santo Tomé. Condujimos hacia el área de Cao Grande, ese monte fálico que se ve en las postales de Santo Tomé y Príncipe que bien podría haberse convertido en un atractivo turístico por su espectacularidad. Si antes todo su alrededor estaba cubierto, como casi toda la isla, de vegetación; ahora habían deforestado hectáreas y hectáreas para el cultivo de aceite de palma.

Selva santo tome y principe

El gobierno del país firmó un contrato con la empresa franco-belga Agripalma en la que le concedían 5000 ha para este cultivo que destroza la biodiversidad de una extraña especie de Ibis, una de las tres especies de aves en peligro de extinción de Santo Tomé y Príncipe, y que ahora se encuentra en un riesgo mayor de desaparecer. Dado la belleza de la zona, tanto por su selva y la posibilidad de avistar aves únicas en el mundo, el gobierno podría haberlo protegido pero no ha sido así. La posibilidad de vender unas cuantas toneladas de aceite ha vencido a la riqueza de su biodiversidad.

Zona deforestada por la producción de aceite de palma con Cao Grande de fondo

deforestación en Santo Tomé y Príncipe por Agripalma

Joao, un hombre que vivía en medio del territorio de Agripalma y que se niega a ser desalojado nos llevó hasta el lugar del crimen en Ribeira Peixe. En la entrada del camino unos policías nos advirtieron de que estaba prohibido sacar fotos, bastó que lo dijera para que preparásemos nuestras cámaras –en mi caso el teléfono móvil, que la cámara se me había estropeado-. Para qué intentar evitar que salgan imágenes de la deforestación de Santo Tomé y Príncipe si hasta en Google Earth puede verse con claridad.

deforestación de santo tome y principe

Vista de Google Earth de parte de la zona deforestada de Santo Tomé y Príncipe en Ribeira Peixe

Si os interesa el tema, hay un grupo Facebook que insta a enviar vídeos de apoyo con el lema “Todos unidos contra la Desflorestaçao em Sao Tomé e Príncipe”

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