Comer en un Restaurante norcoreano
Restaurante norcoreano Pyongyang en Siem Reap, Camboya
Los restaurantes norcoreanos
Comer en el restaurante norcoreano de Siem Reap es lo más cerca que he estado de Corea del Norte. Y quizá esta sea una mejor oportunidad de hablar con ciudadanos norcoreanos que un viaje al país más hermético del mundo. Hay varias agencias que organizan tours por Corea del Norte pero en ningún caso te permiten caminar por libre, algo que me desanima a la hora de visitar el país. El hecho de que te puedan detener alegando que has arrancado un póster tampoco ayuda a que me decida a conocer Corea del Norte.
Pero tenemos la oportunidad de comer en uno de los restaurantes norcoreanos que hay por el mundo, que no son muchos: en la ciudad camboyana de Siem Reap podemos encontrar el restaurante Pyongyang. No se han matado pensando el nombre, pero es mejor así. Al no estar en el centro sino en un punto intermedio entre la ciudad y el Royal Angkor Hospital, mucha gente pasa de largo sin reparar en que tenemos este lugar tan peculiar aquí mismo.
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Show de danza y música en el restaurante norcoreano
¿Por qué hay restaurantes Norcoreanos por el mundo?
Primero os voy a contar la razón de ser de estos restaurantes. Puede que los visitemos por una mezcla de morbo y curiosidad, pero a ellos poco les importa. Sus motivos son puramente económicos como vamos a ver.
Los coreanos, durante la invasión japonesa entre 1905 y 1945, emigraron en masa fuera del país (la división de las dos Coreas no se produjo hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945). La mayoría marcharon a la Unión Soviética y a China, es decir, a zonas cercanas a la frontera con Corea.
Muchos se establecieron, formaron una familia y se quedaron ahí. De hecho todavía en la isla de Sajalín en Rusia y en Manchuria (China) hay minorías norcoreanas muy importantes. También hay una zona autónoma en China debido a que gran parte de su población es coreana: se trata de la Prefectura autónoma Coreana de Yanbián.
La frontera pasa por el río y divide el territorio dejando a China al oeste y a Corea del Norte al este. Como veis, en la ciudad que queda en el lado chino pegado a la frontera hay una gran cantidad de restaurantes norcoreanos.
Como veis en el mapa, en Dandong, una ciudad china fronteriza con Corea del Norte, hay muchísimos restaurantes de este país y no es de extrañar. Mucha gente entra y sale como quiere aunque su pasaporte sea chino. Esto se debe a que dentro de Corea del Norte tienen un estatus especial que hace que no los consideren extranjeros, por eso no necesitan visado, invitación, ni guía que los acompañe. En estas zonas también importan algunos bienes norcoreanos.
De todos modos, estos negocios privados que se encuentran tras la frontera no tienen nada que ver con los restaurantes norcoreanos que hay por el mundo, como el que os muestro hoy. Estos restaurantes son negocios del gobierno de Corea del Norte en el extranjero para conseguir divisa.
No he averiguado cuántos hay. En algunos sitios he leído que hay 130 pero cunden poco porque la mayoría se encuentran en esta China fronteriza. Según el periódico japonés, Yomiuri Shimbun, solo en China hay unos 100 restaurantes norcoreanos, así que para el resto del mundo nos quedan unos 30 restaurantes.
Basta poner «north korea restaurant» en Google Maps y te salen muchos resultados. En Corea del Sur y en Tailandia hay varios de ellos, pero también los podemos encontrar en, Taiwán, Laos, Nepal, Mongolia, Bangladés, Indonesia, Malasia o en tres ciudades de Vietnam: Hanoi, Danang y Ho Chi Minh.
Comimos bien en el restaurante norcoreano aunque a un precio elevado para ser Camboya
Los restaurantes no son el único negocio que tienen en el extranjero. Debido a todas las sanciones internacionales, para ellos es muy difícil exportar su producción. Llevan mucho tiempo aislados tanto por sus propias políticas como el bloqueo económico al que están sometidos. Por lo que me ha comentado una persona que ha estado varias veces en el país, no se trata de que exporten maquinaría pues están muy atrasados, sino materia prima de la que sí disponen. Estos negocios versan sobre temas culturales como el taekwondo, la música… pero lo más interesante es que exportan mano de obra pues sí que disponen de tecnología de construcción. Hacen prefabricados de piezas y erigen edificios de un modo muy rápido. Ellos llevan a los propios obreros y las piezas desde Corea del Norte y realizan obras de manera eficiente, sobre todo en Rusia. Incluso el mundial de Rusia tuvo participación norcoreana en su construcción.
Según el Ministerio de Trabajo de Rusia, hay 40.000 emigrantes norcoreanos trabajando en este país y más del 80% de ellos son empleados de la construcción. En este artículo podéis leer más sobre este tema.
Otro negocio muy curioso, es el de las estatuas en África. Cualquier régimen que tenga problemas con Occidente, a menudo se las encarga Corea de Norte. Se trata de actividad que le da mucho dinero a Corea del Norte y es que tienen gigantescas estatuas de bronce repartidas por Senegal, Botswana, Namibia, Mozambique o Benín. A nadie se le puede dar mejor construir estatuas para engrandecer la figura de un líder como el país asiático, por eso sus clientes africanos están muy satisfechos. Excepto por el expresidente de Senegal, Abdoulaye Wade, que cuando recibió la escultura del Renacimiento Africano en Dakar en 2010, notó que las enormes figuras tenían facciones asiáticas. La escultura tuvo que ser rehecha.
El Renacimiento africano, Dakar
Normalmente el pago del encargo corresponde en su conjunto a la parte extranjera que contrata. Ellos le pagan a la empresa norcoreana divisa extranjera y eso se lo queda integramente Corea del Norte. A los trabajadores norcoreanos, incluso cuando están trabajando para un encargo extranjero, les paga directamente la empresa norcoreana y parte del salario se lo da en la moneda extranjera. Les dan el mínimo necesario para vivir en ese otro país y el resto, se ingresa en su cuenta bancaria de Corea del Norte en la divisa norcoreana. Al ser todo empresas estatales, este país tiene todos los won norcoreanos que quiera. El problema es que necesita cuántos más dólares, euros, yuanes, etc, mejor porque es un país que no puede producir todo lo que necesita y hay cosas de las que carece como por ejemplo, petróleo.
Para pagar lo que le falta, necesita divisa extranjera y básicamente es para esto para lo que crean estas empresas y las mandan al extranjero. No se trata de que les interese difundir la comida y cultura norcoreana por el mundo, que también, pero en este caso es solo un tema secundario.
En restaurante norcoroeano nos vigilaban para que no sacáremos fotos, así que lo siento por la mala calidad
Mi experiencia comiendo en un restaurante norcoreano
La experiencia de comer en este lugar fue tan interesante como surrealista. La primera vez no me podía creer que fuera a comer a un restaurante norcoreano.
Sí, comida de Corea del Norte. Muy buena y abundante, aunque bastante cara para ser Camboya.
Las camareras eran de Pyongyang y nos dieron la bienvenida en la entrada, todas ellas uniformadas.
El local tenía una gran capacidad pero muy pocos comensales y cuando saqué el móvil, se apresuraron a decirme que estaba prohibido hacer fotos. Por eso publico muy pocas en este post: las que he podido hacer en los escasos momentos en los que estábamos solos.
Y es que una de las camareras permaneció todo el tiempo con nosotros (excepto cuando le pedíamos más agua, que era cuando aprovechaba para sacar la cámara). La chica se dedicó a darnos conversación, de hecho no dejaba que hubiera silencios entre nosotros y hasta me parecía incómodo ponernos a hablar en español. Así que en mi reciprocidad, decidí plantearle también muchas preguntas, pues ella no paraba de hacerlo: sobre el trabajo, el amor, hijos, expectativas de futuro… Sobre política afirmó ser de las juventudes comunistas pero, ¿quién no lo es ahí?
La gastronomía no entiende de fronteras, si conoces la comida de Corea del Sur, verás que la del Norte es parecida
Le ofrecí darle clases de español tras decirme que le gustaba cómo sonaba nuestro idioma, pero comentó que el trabajo y los estudios no le dejaban tiempo libre. Estaba claro que no me lo iban a permitir pero por probar… hubiera sido una grandiosa oportunidad de conocer mejor a estas personas.
Le pregunté si entonces no tenía tiempo libre nunca y me lo negó. Me contó que en sus ratos de asueto le gustaba visitar los templos de Angkor. Algo que no tiene ningún sentido cuando la entrada cuesta 37$. Le contesté que si no salía a bailar después de trabajar (Siem Reap tiene muchísima fiesta, hasta hay una calle que se llama Pub Street). Sus respuestas me estaban dejando claro que no había tenido la oportunidad de visitar Siem Reap: «¡Síííí!, ¡Claro que bailo!, ¡Ven mañana y verás nuestro espectáculo con bailes y música!»
Me parece muy sospechoso y todo me indica que no pueden pasear libres por la ciudad.
Como me invitó a volver al día siguiente para ver su show de danza tradicional, eso es lo que hice. ¿Cómo rechazar semejante evento?
Era la primera vez que conocía a unos españoles y, en mi caso, también era la primera vez que hablaba con alguien de Corea del Norte. La chica, en un principio parecía bastante robótica pero poco a poco se fue relajando y hasta cantó con mi amigo una canción popular norcoreana – de la cual yo sólo era capaz de entender «Kim Jong Il»-.
Aquí podéis ver fragmentos de las actuaciones que grabé en el restaurante norcoreano. No sé por qué, nadie me dijo que guardara la cámara en la segunda ocasión en la que visité el restaurante.
Vídeo del restaurante norcoreano:
Al día siguiente vine acompañada de otros amigos extranjeros y alucinamos con el espectáculo. Todos los comensales eran chinos y acudían al mismo cumpleaños. Digamos que la actuación era para ellos pero gracias a mi nueva amiga norcoreana, pudimos enterarnos de que hacían bailes y música.
No publican sus actuaciones por Internet y, en varias ocasiones, he intentado llamar por teléfono para enterarme de próximos shows pero no hubo manera de entenderse. El único modo de obtener esta información es acudiendo en persona al lugar y preguntar.
Cuando mi amiga me vio se alegró mucho y me preguntó varias veces por el chico con el que había venido el día anterior. Me dio su nombre en su papel y me dijo que la buscara si es que decidía volver a visitar Pyongyang.
—¿Y no tienes un número de teléfono?—le pregunté.
—Nooo, que me busque a través de la televisión.
Como digo nos sorprendieron las actuaciones. Estas jóvenes coreanas visten el traje tradicional de Chosŏn-ot, cantan, tocan instrumentos y bailan. El personal de Corea del Norte por lo general trabaja en contratos de tres años y, a menudo, son graduadas altamente capacitadas de escuelas de arte.
Volví tres meses después y la dicharachera camarera de Pyongyang me reconoció. Estuvimos hablando con normalidad ante la atónita mirada de dos turistas españoles que venían conmigo y todo esto les estaba inquietando bastante. Como he comentado, el restaurante tiene una atmosfera extraña: está en silencio y te vigilan sin disimulo por si tomas fotografías. Cosas que no ayudan a que te relajes.
En la entrada del restauran tenían medicinas tradicionales de Corea del Norte y preguntamos por una en concreto.
—¿Esto para que es?
—Esto es… eeeh… —pregunta a otra camarera en coreano— Esto es un afrodisiaco.
Al final todos los seres humanos somos iguales.
