Tailandia 3: La etnia Chong (VÍDEO)
La comunidad Chong de Tailandia se encuentra en la provincia de Trat como casi todo lo que visité en este viaje: se trata de una zona que tiene muchas cosas aún por descubrir, algo que en este país del Sudeste Asiático parece imposible.
Los Chong tienen un acertado lema “aquello que utilices de la naturaleza, lo tienes que devolver”. Otra de sus ideas es que no quieren tener un turismo de masas porque eso les haría cambiar forzosamente su modo de vida. Todo esto lo han aprendido a la fuerza pues se trata de un área conocida por la extracción de rubíes y otras piedras preciosas. La fiebre del rubí ya terminó porque se prohibió hace unos años utilizar máquinas para las extracciones. Esto se debe a que el daño medioambiental fue bastante grave. Y lo del turismo, eso ya lo supongo yo, se deberá a que han sido testigos de cómo otras zonas de Tailandia han perdido su encanto a base de masificarlos de turistas. Y como aman su lugar de origen y de residencia, no lo quieren fastidiar. Chicos listos.
Por otra parte me pareció la etnia más amistosa y entrañable de las que visité, daba ganas de abrazar a cada uno de ellos. Siempre tenían una sonrisa para ti y mostraban unas costumbres para el cuidado del cuerpo la mar de curiosas. Por ejemplo, la señora que muestro en el vídeo que es experta en construir presas, inventó un tipo de sauna ideal para los que no aguantamos estar en una. O la señora más anciana de todas las que muestro (perdona que no me aprenda los nombres, son muy difíciles de pronunciar), hacía las veces de chamán. Por lo que entendí se trataba de una guía espiritual. Lo equivalente a un psicólogo en el mundo occidental, pero al alcance de todos. Ya me gustaría que nosotros cuidásemos tanto de la mente como del cuerpo. Al fin y al cabo están unidos.
Los Chong prestan atención a ambas facetas del ser humano, si queréis ver cómo, no os perdáis este vídeo.
Por cierto, nunca me he mostrado tanto en un vídeo, empiezo a quitarme el miedo a la cámara pero aún me queda por aprender.
Comenzamos el día visitando el Museo de Gemas. Un lugar bastante friki porque realmente se trata de un museo de cera. ¿Qué tendrá que ver una cosa con otra? La respuesta es sencilla. Para narrarte la historia de la minería de piedras preciosas de la zona, han decidido recrear aquellas personas reales que descubrieron la existencia de rubís por la zona. Los muñecos son hiperrealistas y se muestran realizando diversas facetas de esta industria. La pena es que estaba todo en tailandés.
A continuación nos fuimos a pasar un relajado día al “Spa” de los Chong. Primero nos enseñaron a hacer un bálsamo de esos que te abren las vías respiratorias que ríete de los caramelos Fisherman’s.
Comimos con ellos unas delicias tradicionales como los tallos de bananos al curry y las costillas fritas de cerdo, ni sé cuántas me comí.
En su medio de transporte típico, la moto con sidecar, hicimos una escapada al río para hacer un tratamiento de belleza. El mismo fango del río mezclado con clavo, canela y mil cosas más se expandía en la piel hasta que se secara. El aroma era muy agradable y la piel se quedó muy suave. Además me enseñaron a construir una presa para regular el flujo del agua, pero como habréis visto en el vídeo, se me dio bastante mal la cosa. Aunque no hubo suerte, también intentamos encontrar rubíes mediante un método ancestral.
En este spa tailandés, aunque sea natural, no podía faltar el masaje. Pero lo mejor de todo fue la sauna Chong. Jamás me meto en una sauna por la sencilla razón de que no lo soporto. Me cuesta respirar y no me gusta notar los ojos calientes. Solución: no meter la cabeza. Así de sencillo.
Para finalizar este fantástico día, me di una vuelta por uno de los mercados de la zona, que los hay a patadas. Al no haber nunca turistas, la gente no estaba acostumbrada y se mostraban divertidos y sorprendidos. Todos se dejaban fotografiar, grabar y lo que hiciera falta.
¡Así da gusto!
FOTOS
Más información: Tourismthailand.com
Hola Inés,
Me ha encantado el relato, el vídeo y todas las fotos! Tuve la suerte de conocer a una familia de la etnia Akha, en el norte de Chiang Rai, aunque esa región de Tailandia poco a poco va sucumbiendo a la occidentalizaión.
Una pareja de Barcelona que conocí me hablaron de la región de Trat como una de las zonas más fascinantes que han visto nunca. Todo virgen, ya que como dices, el respeto que tienen por la naturaleza es ejemplar y además conservan su cultura.
Gracias por este artículo, ya tengo ganas de volver a Tailandia 🙂 ¡Un saludo!
Muchas gracias por tus palabras!
Está claro por dónde pasarás cuando vuelvas a Tailandia, ¿no? Jeje.
Ya me contarás si sigue tan bien. Tienen la ventaja de ver cómo se ha desarrollado el resto de Tailandia y decidir si quieren lo mismo o no.
Saludos!
Gracias, Adela. No sabes cómo se disfruta viajando por una zona en la que no se ve nada hecho para el turista (ninguna tienda de recuerdos o 7eleven…).
Espero que sigan gestionandolo de esta manera, recibiendo poquita gente pero tratándola muy bien 🙂
Me parece muy interesante ir descubriendo lugares no invadidos por el turismo masificado que echa a perder la cultura y los valores tradicionales de los pueblos.