Camboya

Phnom Penh: El blackjack filipino


Otro de los edificios anexos a el palacio real y la pagoda de plata. Esta es la zona de Phnom Penh más turística y donde se concentran la mayoría de los atractivos de la ciudad, omitiendo los killing fields y la prisión de Toul Sleng.


Normalmente empezaría un post, y la crónica de un viaje en orden cronológico. Habría empezado por la cosmopolita Bangkok, mi primer contacto con Asia. Una ciudad viva, con alma y luz propia, colorida y sucia, que despierta amores y odios por igual. Pero voy a saltarme esa “norma” no escrita porque considero que esto es más importante y que cuanto antes lo haga, antes podré advertir a otros viajeros sobre un “timo” en el que estuve a punto de caer y que, casi con toda seguridad, me habría garantizado sufrir el peor día de mi vida: el “blackjack” filipino.

Acababa de llegar a la capital de Camboya en un espectacular viaje fluvial por el Tonlé Sap procedente de Siem Reap y después de dejar mi maleta en el cuarto del “The mad Monkey” (céntrico, limpio y con precios populares;  siete dólares la noche) decidí salir a dar un paseo por la orilla del río para llegar al Wat Phnom, uno de los templos más importantes al norte de la ciudad. La tarde caía  y los niños, siempre sonrientes, empezaban a hacer aparición correteando y persiguiéndose por la ribera. Los coloridos restaurantes en las casitas coloniales francesas que pueblan la margen este del río se empezaban a llenar de turistas hambrientos y el calor del día dejaba paso a una agradable brisa húmeda.


Una pequeña juega con los centenares de palomas que se juntan al atardecer en los aledaños del palacio real.


Iba escuchando mi mp3 dejándome seducir por el agradable paseo cuando un señor de unos sesenta años exhibiendo una amplia sonrisa se me acercó y me preguntó que escuchaba. Nos sentamos en un banco mientras turistas y locales por igual paseaban por la margen del río y nos contamos nuestras respectivas vidas. Decía llevar quince días en Camboya de vacaciones porque su mujer era Khmer y estaban visitando a la familia. Hablamos del pasado colonial de España en Filipinas y de la situación actual de los respectivos países. Media hora después, cuando al final le comenté que ahora mismo estaba viviendo en Madrid por trabajo, mi nuevo amigo (Antonio Flores, decía llamarse) me comentó que su hijo iba a estudiar el año siguiente en la capital de España y que si quería cenar con su familia mañana para tranquilizarlo y contarle un poco más como es la vida en Madrid. Yo le dije que no tenía ningún problema y nos emplazamos al día siguiente en el mismo sitio a las cinco de la tarde. Seguí mi camino pensando en mis cosas y autoconvenciendome de que no había nada “raro” en cenar con una familia Filipina. Visité Wat Phnom y de vuelta en el hostel, me tomé unas cervezas con mis compañeros de hostel.


Parte de la gran avenida con el barrio colonial francés. Turistas y locales pasean por esta zona tranquilamente. Aquí es donde conocí a mi “amigo”.


Al día siguiente, después de visitar Toul Sleng y los campos de exterminio del S21, me acerqué puntual (y un poco desconfiado, la verdad) al sitio donde había quedado con mi “nuevo amigo” y allí estaba, sonriente, vestido exactamente igual que la jornada anterior. Nada más vernos le noté un poco extraño y no contribuyó a mi tranquilidad verle coger el teléfono y hacer una llamada extremadamente corta, de unos seis segundos. Sonó un poco a “estamos de camino”. No me miraba a los ojos y devolvía respuestas esquivas a mis preguntas. Nos acercamos a coger un tuk-tuk y sorprendentemente este rechazó llevarnos airadamente. No sólo eso, cuando nos alejábamos a buscar otro, este me gritó por detrás “ten cuidado, te lo van a robar todo”. Mi nuevo compañero se rió y me dijo -“te dicen eso porque soy filipino”- pero yo ya no me sentía cómodo en absoluto. Algo raro flotaba en el aire.

Nos acercamos a un segundo tuk-tuk que se ofreció a llevarnos y mi nuevo compañero no le dijo dirección, le dijo -“sigue que yo te iré diciendo por dónde vamos”-. Cuando estábamos en camino, se acercó una moto conducida por un joven camboyano y que me gritó “ese no es camboyano, es filipino, te lo van a robar todo”. Mi compañero se volvió a reír como se ríen los falsos. Con la boca, no con los ojos. El motorista se volvió a acercar y me insistió -“ese hombre es muy peligroso, te lo van a robar todo”-. Antonio me miró y me dijo -“eh, si no te fías de mi, para el tuk-tuk, le pagas los dos dólares y te vas”-. Y eso hice. Aquello ya había sido suficiente para mí. Paré el tuk-tuk al lado del monumento nacional, me bajé y le dí los dos dólares. Antonio intentó despedirse con un abrazo y le dejé, llevándome las manos a la cartera y al teléfono por igual. No sabía si estaba siendo justo o injusto pero ya no me importaba en absoluto. Eché a andar hacia mi hostel, que estaba bastante cerca y cuando me volví para mirar, Antonio estaba hablando por teléfono con una cara bastante agria. El conductor del tuk-tuk que nos estaba llevando se acercó a mí y me dijo -“has hecho bien, ese hombre es muy peligroso. ¿Necesitas que te lleve?”-


Un edificio anexo al palacio real con el omnipresente tuk-tuk esperando algun cliente en la entrada.


Ya al llegar a mi hostel busqué en internet si existía algún tipo de estafa en Camboya relacionada con filipinos y no me costó mucho encontrar respuestas. Paso a paso, la historia es la misma que la mía. A veces son parejas o señores mayores solos. Te invitan a cenar y te meten en una partida de cartas en la que nunca pensaste que podrías entrar a apostar. Esa es la variante bonita. La fea: te drogan la comida o la bebida y te lo quitan todo. Luego te tiran en un callejón cualquiera de la ciudad. Te amenazan, te coaccionan. Son profesionales y no van a dudar en actuar. Me había salvado de una muy grave.

Probablemente penséis que soy un inconsciente o un inocente o ambas cosas, y la verdad, tendréis razón. Me da un poco de vergüenza admitir lo estúpido que fui, e incluso me da algo de corte contar esta historia pero como decía arriba, son profesionales y yo estuve a punto de morder el anzuelo. No desearía que alguien pudiera verse en una situación similar. Ese es mi motivo para contarlo. Los camboyanos te intentan sacar un dólar por aquí o un dólar por allá, pero son francos. Gente que siempre sonríe y que te hace sentir cómodo. Te  sientes seguro tanto paseando de noche como cenando en cualquier sitio o sacando fotos. Me ha sucedido que las camareras se sienten conmigo mientras ceno y me pregunten por mi familia, mi novia, mi trabajo, los nombres de mis hermanas e incluso por mi abuela. Esto no, esto es distinto. Peligrosamente distinto, y el objetivo, al igual que yo, son viajeros occidentales y solos.

Os dejo algo más de documentación y espero que tengáis viajes seguros. Camboya es un increíble, y espero que este texto no os haga dudar. Visitad un país tan maravilloso como ese, porque realmente merece la pena.

http://fisheggtree.blogspot.com/2010/08/filipino-con-artists-targeting-tourists.html

http://www.expat-advisory.com/articles/southeast-asia/cambodia/riverfront-scammers-and-filipino-blackjack-con

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Las luces de un barco turistico se reflejan en el agua. La margen opuesta del río parece estar bastante más despoblada.


 

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14 comentarios

  • monica dice:

    pues vaya si me han intentado timar esta manyana… y yo pensando que habia sido un gran dia por haber almenos tenido desayuno gratis y haber aprendido a jugar al blackjack!! jajajaja

    me ha pasado exactamente lo mismo que describe maximo, de barcelona, la mujer me dice que su hermana es enfermera y quiere ir… al principio desconfio pero me digo que los occidentales tenemos muchos prejuicios y hay que dejarse fluir mas… jajajja
    yo me quede hasta el final por eso… despues d que entrara otra persona a jugar seguia con la curiosidad d ver lo que pasaba… si, lo se, algo estupida pero no pensaba que pudiera ser tan grave como para drogarte y robarte todo..!! me pidieron algunas veces dinero pero no solte ni un duro.. hasta cuando me dejaron en el hostel de vuelta me pidieron dinero para la gasolina! jajajaja tendran morro!
    saludos y cuidadito!!

  • Maximo dice:

    Hola después de mi experiencia esta mañana he decidido buscar en internet y he visto esta página. Al igual que tu viajo solo y aunque me gusta ser prudente, también me gusta experimentar cosas nuevas. Mi historia es muy parecida a la tuya, estaba sentado en un parque con mi mapa en la mano y se me acerco un filipino de unos 40 años, lo típico, de donde eres, de que trabajas, etc. Y resulta que tenia una hermana enfermera que iva a trabajar en Barcelona( de donde soy yo) y que si queria darle informacion. Al principio no me fiaba, pero como tu dices te ponen buena cara y te dicen que es gratis,así que acepte, un día diferente pensé. Cuando llego a su casa esta su hermana y bien pero a los 3 minutos entra en escena otro hombre que decía que trabajaba en un casino y que jugaba a black jack. Me enseño un técnica para poder ganar y así estafar al casino, me pareció algo raro pero aun seguía yo allí. Me ofrecieron una coca-cola cerrada, que acepte y también comida que no acepte por suerte!! Después de 1 hora hablando me dio 200 dólares y entro otra persona en el juego, es hay donde pensé que me tenía que ir y fue lo que hice, me fui por patas!!! Al llegar al hostal , los camboyanos me han dicho que era habitual ese juego entre los filipinos y lo extranjeros , pero asta entonces no sabia nada. Yo también me siento un poco tonto por caer en tal situación , lo que me libra es haber salido antes de que pasara nada. Espero que mi historia sea de ayuda
    Para mas personas, es bueno hacer nuevos amigos, pero también hay que ser consciente de que mucha gente solo quiere tu dinero!!

  • Una historia alucinante…o sea que te libraste porque tenían bien calado al tío?está claro que escapaste por poco y el resto del viaje habrás estado algo mas desconfiado, pero lo has podido contar. Un saludo.

  • Fernando dice:

    Una más para contar, Carol =) … la verdad es que conocí mucha gente durante el viaje. Si en un viaje en el que vas solo no te abres un poco, seguramente sea más aburrido. Lo que quizá en esta situación me dejé llevar más de la cuenta. Yo tambien tiendo a ser cauteloso, pero la verdad es que los camboyanos, aparte de portarse genial, son un pueblo fantástico, y esto me pudo llevar a algo de confusión.
    Como cuento, el señor filipino, al principio era muy majo, muy agradable. Son profesionales de esto. Obviamente a nadie le invitas a cenar con cara de amargado. Bueno, simplemente me salvé y tenía que contarla 🙂

    • maria dice:

      estais comentando lo de las estafas, perodona en camboya simplemente por el hexo de ser extranjero ya te timan, en el supermercado, es mas caro para el extr, en la comida,es mas cara.. si te compras una cosa y no funciona te quedas sin la cosa y sin el dinero, si vas a la policia te dice que vallas a otra tienda y compres otro,o bien te quitan el visado.. las denuncias de los extranjeros no llegan nunca nunca al final. y asi podia estar todo el dia diciendo cosas, yo vivo en camboya y si señores hay estafas y muy gordas, ya estamos cansados los que vivimos aqui de que digais que aqui no pasa nada, si que pasa, este no es facil para nosotros.. asi que dejaros de chorradas y decir la verdad

  • Fernando, me has dejado alucinada con esta historia. Es la primera noticia que tengo y has hecho muy bien en avisar. Más de uno/a te lo agradecerá.

    No tienes porqué avengorzarte. Aunque tiendo a ser mal pensada (o más bien a no fiarme en general de nadie), hacer nuevo amigos es algo estupendo en los viajes. Y lo que te pasó, es algo que nos puede pasar a todos. Tuviste suerte de reaccionar rápido. Te libraste de una buena! Y en gran parte, gracias a los camboyanos, que para mi son un pueblo maravilloso!

    Una más para contar no?

    Un abrazo

  • Alfonso dice:

    Puff vaya! … la verdad es que en muchísimos países tienen como costumbre estafar a extrangeros, … entiendo que sea la única forma de sacar dinero fácil … pero … en fin, suerte que no fue a más.

    Un saludo.
    Alfonso

  • Está claro que viajar solo es una gran oportunidad para adentrarse en la cultura local, con sus cosas buenas y sus cosas malas. En estos casos en que empezamos a sospechar de algún nuevo amigo muchas veces no nos atrevemos a decir o hacer nada por miedo a quedar mal, a que nos considere xenófobos, etc. En la mayoría de ocasiones no nos pasará nada, como mucho tendremos que dar un par de dólares para que nos dejen en paz, pero viendo tu caso es mejor cortar de raíz. Nunca se sabe.

  • Está claro que te libraste por un pelo, yo no soy muy partidario de hacer amigos locales en mis viajes

  • 11559620267823120252 dice:

    Lo importante es que reaccionaste a tiempo. No hablas de Camboya, al contrario su gente se portó bastante bien al avisarte. A mi me parecieron unas personas encantadoras y más después de lo que han pasado hace relativamente poco tiempo.

    Un saludo

  • Fernando dice:

    Hola Laura.

    Es que el artículo al completo junto con las fotos no son de Inés. Soy un amigo de Inés que llevo ya un tiempo escribiendo artículos para «mis viajes por ahí». Si te fijas, está escrito en másculino =) …. y sí, me salvé de una muy muy grave =)

    Gracias Miren. Sí .. como digo en el artículo me da un poco de verguenza contarlo, pero creo que hay que avisar de esto, porque, según las informaciones que he leido, no sólo pasa en Phnom Pehn sino que tambien sucede en Vietnam y Malasia. Antes pasaba también en bangkok, pero por lo visto se marcharon de ahí

    un saludo

  • Laura dice:

    Hola Inés,no pongo en duda para nada la historia,pero la segunda parte de este post no me parece escrita por ti. Sea como sea,de menuda te has salvado!

  • Fernandez dice:

    Buff!!! Vaya aventurilla. Menos mal que te bajaste a tiempo…

    Viajar solo es una grata experiencia, pero hay que multiplicar las precauciones. Muchas gracias por compartir tu experiencia para evitar problemas a tus lectores.

    Un abrazo!

  • Miren dice:

    Has hecho muy bien contando lo que te pasó, que pudo ser bastante peor que un timo. Por suerte para ti el fulano te dio una oportunidad y reaccionaste a tiempo bajándote del tuk-tuk. Buen aviso a los navegantes.

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